A Folga de 1901 na Coruña, no xornal “El Imparcial”, Madrid (IV)

O día 7 de xuño de 1901, xusto unha semana despois da declaración do estado de guerra na cidade, o xornal madrileño fai unha recopilación de informacións ao respecto, tratando de que constitua o relato dos feitos acontecidos nos días 30 e 31 de maio:

EL PROBLEMA DE LA CORUÑA
(DE NUESTRO REDACTOR-CORRESPONSAL)
Coruña 4 Junio 1901

Anarquía.- Intransigencia de los libertarios.- La autoridad humillada.- Las víctimas inocentes.- Actitud de los patronos.- Otro conflicto probable
Mientras más noticias se adquieren sobre el origen y el desaroolo de los tristes sucesos que ensangrentaron las calles de esta hermosa ciudad los días 30 y 31 últimos, y cuanto más se medita sobre todo ello, menos se alcanza a encontrar una explicación medianamente lógica y racional de lo ocurrido.
Sólo se comprende lo que ha pasado profesando la teoría de un inglés auténtico, de la propia Albión, muy amigo mío y que llevaba muchos años de residencia en España, el cual inglés decía son suma frecuencia que para explicar las cosas raras que aquí pasaban, que éste era el país de lo ilógico; que aquí lo lógico era lo ilógico y viceversa.
En mi carta de ayer hice un relato de todos los sucesos, desde su origen hasta que finalizó la batalla, que no otro nombre merece, del día 31 entre obreros, que convirtieron en “Fort Chabrol” el local de la agrupación de Oficios Varios, y la Guardia civil.
Decía en ese relato, en el que procuré ser fiel cronista de lo que me contaban infinidad de personas dignas de crédito, que desde las diez de la noche del jueves hasta que se proclamó la ley marcial el viernes por la tarde, la población había estado en poder de los anarquistas, sin que se viera la acción de la autoridad por ninguna parte. Conté, para demostrar la verdad del aserto, varios hechos, pero por si alguien creyera que con lo dicho no hay suficiente, allá van otros cuya exactitud garantizan infinidad de personas que los presenciaron.
Tomados por las juntas de las sociedades obreras los acuerdos terribles del paro general y de evitar a todo trance el abastecimiento de artículos de primera necesidad, incluso el agua y la leche, y comunicados a las autoridades, las mencionadas juntas se constituyeron en convención, dictando cuantas órdenes les vino en gana para cumplir su programa.
Distribuyeron la gente, destinando unos a las afueras, otros a las fuentes públicas, otros a obligar a cerrar cafés, fábrica de cigarros, comercios, etc., etc.; otros a recorrer las calles para impedir a todo el mundo que trabajase.
El médico militar Sr. Estrada, que tiene una numerosa clientela, y que, como otros en esta ciudad, se ve obligado a usar coche para poder visitar a todos sus enfermos, salió en las primeras horas de la mañana en su coche a hacer la visita. A poco de salir de su casa, en el Cantón de Porlier, le detuvieron unos cuantos obreros, invitándole a que dejara el coche.
Resistiose el Sr. Estrada, trató de recabar el auxilio de agentes de la autoridad, y viendo que no aparecían estos, —– a su elocuencia, diciendo que iba a cumplir una misión sagrada, a visitar enfermos y procurar arrancarlos de las garras de la muerte.

Hemos acordado, le contestaron, que nadie trabaje.
Insistió el Sr. Estrada, pero todo inútil: tuvo que dar orden al cochero para que se retirara.
En la plaza de Azcárraga, donde está la capitanía general, hay una fuente pública. Dos obreros la custodiaban para impedir que nadie se sirviera de agua. A pocos pasos estaban un guardia municipal y un agente de orden público. Llegaron varias mujeres con sus sellas – balde o cubo de madera que se usa aquí para el agua – con propósito de llenarlas, pero tuvieron que retirarse.
Una de las mujeres insistió, y ante la negativa de los que custodiaban la fuente, viendo próximo al guardia municipal, que era amigo suyo, le rogó que la auxiliara. El guardia intentó favorecerla, pero los obreros se negaron en absoluto a complacerla.
Reproduciré el diálogo en gallego entre la mujer, los obreros y el guardia, proque es el lenguaje regional, resulta más gráfico y de mayor relieve:
Mujer.- Home, déixame encher a sella.
Obrero.- Non ¡recontra!. Hoxe non se enche
Mujer.- Home, por Dios, que non teño nin pinga d’auga n’casa.
Obrero.- Xa dixen que non
Municipal(intercediendo).- Deixadea encher. Pídobolo por favor.
Obrero.- Vayan a demo. Dixemos que non se deixan encher as sellas hoxe, e non se enche. E basta de leria.
¿Puede darse una idea más exacta de cómo estaba trocado todo, de cómo los obreros se juzgaban los amos, la verdadera autoridad, y de cómo la autoridad, aunque sea representada por uno de sus más ínfimos agentes, así lo reconocían?
Pues con ser esto mucho, no es bastante. En otra fuente una pobre mujer llegó también con su sella. Reprodújose la escena. Alegó que el agua era para dar un baño a un hijo suyo que estaba con fiebre tifoidea, y como si nada: no la consintieron llevar una gota.
¡Ni leche para los enfermos, ni que los médicos los visitasen, ni agua para rebajar la fiebre a un pobre que padecía tifoidea!
¡No parece sino que los libertarios, ya en el delirio del poder, habían decretado también la huelga de la Muerte, y que sabían de antemano que ésta daría una tregua, dejando descansar su brazo armado de la terrible guadaña!
¿Falta todavía algún dato para demostrar el imperio de la anarquía y la ausencia de la autoridad?
Pues ahí va lo siguiente, que me han contado también muchas personas:
Decretado por las juntas la no provisión de artículos de primera necesidad, se pensó en los establecimientos de beneficencia. Después de deliberar, una comisión de concejales se acercó al local de Oficios varios, donde estaba la junta en sesión permanente, y rogó que permitieran abastecer de dichos artículos a aquellos establecimientos. La junta deliberó, y no sé si por unanimidad o por mayoría otorgó el permiso solicitado.
Todo esto es exacto, auténtico; no resultará airoso para ciertas entidades, ni les gustará que se haga público; pero, ¡qué culpa tengo yo de que esa sea la verdad, y de que, cumpliendo con mi obligación de cronista, me vea forzado a reproducirla, para que sirva de ejemplo y saludable enseñanza.

La experiencia de la Coruña, harto dolorosa por desgracia, ha demostrado que aún sin estar como curioso presenciando las colisiones entre la fuerza pública y los amotinados, resultan de estos choches víctimas inocentes.
El alcance de los Mausers, su fuerza de penetración no se detiene ante un vidrio ni una puerta: personas que estaban a gran distancia del lugar de la lucha y no asomadas a los balcones han sido víctimas de las balas disparadas por esos fusiles, las cuales balas penetraron hasta las paredes.
A la hora de cerrar esta carta llegan hasta mí rumores de que los obreros, disgustados porque se están llevando a efecto nuevas prisiones decretadas por los jueces militares, tratan de reproducir el paro general y de impedir cuando menos el abastecimiento de pan y de otros artículos de primera necesidad.
También me dicen que los fabricantes, consignatarios, empresarios, etc., etc., todos los patronos, en fin, tratan de asociarse para impedir el dominio de la clase obrara.
Uno de esos fabricantes, el Sr. Miranda, dueño de una fábrica de tejidos de Lilos, se ha adelantado a los demás despidiendo a los obreros, unos trescientos, en su mayoría mujeres, las cuales faltaron al trabajo los días 31, 1 y 2.
¿Tendremos aquí otro conflicto como el de Gijón?
No lo sé, y bueno será que se evite en bien de todos; pero los ánimos andan muy excitados y nada puede predecirse por ahora.
De desear es que se vaya restañando pronto la sangre vertida, en su mayor parte inocente, y que vuelva la armonía entre los obreros y el resto de la sociedad.
Y nada más por hoy, porque se marcha el correo.
Federico Marqués

(POR TELÉGRAFO)
(DE NUESTRO CORRESPONSAL)
Coruña 5 (10 noche)

Reina absoluta tranquilidad.
A pesar de cuanto se decía, los trabajadores volvieron a sus faenas, y los panaderos no sólo reanudaron el trabajo, sino que ni siquiera tenían propósito de declararse en huelga.
El mercado se halla abastecido como de costumbre.
La Guardia civil sigue vigilando los fielatos.
La empresa continúa admitiendo a la gente del país que solicita un puesto en el resguardo de consumos.
La sociedad comanditaria Miranda ha dirigido una carta a los diarios locales, manifestando que el paro de la fábrica de tejidos obedece a la escasez de ventas y al exceso de género almacenado.
Los jueces instructores activan los sumarios de los últimos sucesos.
Todavía no se ha decretado la libertad de ninguno de los detenidos.
Hoy fueron dados de alta en el hospital dos heridos.
Díces que el capitán general no entregará el mando a la autoridad civil ni se levantará el estado de sitio hasta que se designe nuevo gobernador.
Tal es ya la confianza que reina, que mañana recorrerá la población la procesión del Corpus.- Faginas.

Coruña 6 (11,35 mañana)
Los de consumos.- Nuevas prisiones.- Otros obreros.- Corrientes de concordia.

Todos los guardas de consumos con que hoy cuenta la empresa, que no llegan a 130, prestaron juramento ante el delegado de Hacienda.
El juzgado militar decretó la prisión de un cabo y dos aforadores de consumos, recogiendo además en los locales de las sociedades obreras los libros de actas, las listas de socios y otros documentos.
A pesar de la manifestación de los dueños de la fábrica de tejidos, de que dí cuenta en mi anterior telegrama, una comisión de concejales visitó al Sr. Miranda, encareciéndole la admisión de 300 operarias que están paradas.
El Sr. Miranda significó su pesar porque el paro haya coincidido con los sucesos, insistiendo en que el cierre de la fábrica obedece al exceso de existencias, como otras veces, a la falta de agua y a la carencia de materia química.
La fábrica tiene 11.000 piezas de lienzo.
El Sr. Miranda, haciendo un esfuerzo, volverá a admitir el lunes a las 300 operarias por lo que resta de mes.
Existen en huelga 450 peones albañiles y operarios de las fábricas de pastas.
El alcalde, en su deseo de que vuelvan al trabajo, llamó a los maestros de obras y al presidente de la Asociación de peones para llegar a un arreglo.
Las corrientes entre patronos y obreros parece que son las de llegar a un arreglo, quedando el alcalde facultado para proponer una avenencia, incluso con los fabricantes de pastas.
De esta forma volvería la Coruña a su verdadero estado normal.- Faginas


Ao día seguinte, atopamos na primeira plana a última das crónicas do “Reportero-Corresponsal” Federico Marqués desde A Coruña para o xornal madrileño, complementada coas novas aportadas polo corresponsal habitual, Faginas:

EL PROBLEMA DE LA CORUÑA
La Coruña 5 junio 1901
Afán de asociación de los trabajadores.- Engañados, pero no perversos.- ¿De dónde viene el impulso?.- Condiciones de vida social aquí.- Los varios efectos de una sola causa.- Estado de la cuestión.

En mis anteriores cartas he procurado hacer un relato desapasionado y exacto de los sucesos ocurridos en esta capital, dejándome en el tintero muchas cosas que ni conviene ni deben ser entregadas á la publicidad, en bien de todos y para
que las pasiones no se exciten. Nada bueno se conseguiría con sacar á la luz pública debilidades y torpezas inconcebibles y extravíos y desatinos engendrados en cerebroi enfermos, alterados además por sucesos y circunstancias de momento de difícil explicación.
También procuré dar una idea del incremento que han tomado las asociaciones obreras de resistencia y de la influencia funesta que en estas asociaciones han logrado ejercer los elementos más exaltados. Sin esa influencia las cosas no hubieran tomado el giro desastroso que tomaron, porque, aunque otra cosa parezca, en realidad la masa obrera aquí no tiene malos instintos. Su principal defecto es la falta de instrucción y su demasiada buena fe. De ahí que los que aparecen como directores la dominen fácilmente y la hayan
llevado á extremos de que hoy se halla ya arrepentida.
Hay que tener en cuenta todo lo que ha pasado, especialmente en las dieciseis ó dieciocho horas en que dominó la anarquía, para comprender que la generalidad de los obreros no es mala. Dominaron en absoluto, pudieron hacer impunemente cuanto les viniera en gana: entregarse al saqueo, al incendio, a los institos de venganza y sólo cometieon la serie de atropellos que en otras cartas describí.
Casi, casi -me decía una persona de buen juicio y conocedora del país,— debemos estarle agradecidos, pues pudieron hacer horrores y se contentaron con unas cuantas brutalidades y tonterías.
Y lo que hicieron, más que por el estado de irritación de ánimo que le produjeron los sucesos del 30, fué por instigacion de los directores de ciertas asociaciones, en su mayoría ó totalidad, los directores, se entiende, anarquistas.
¿Quiénes son esos directores?. Algunos son de esta región; pero la mayoría son forasteros, y de los más importantes catalanes.
Estos son los que han hecho más propaganda, los que organizaron la generalidad de las asociaciones, los que las inspiran, los que tal vez las explotan ademas.
De poco tiempo á esta parte, en menos de cuatro años, se han asociado infinidad de obreros, unos por oficios, otros ingresando en el grupo llamado de oficios varios. La fiebre de la asociación llega á todas las clases trabajadoras, hombres y mujeres, intentándose, hasta que constituyan una asociación de costureras de los obraddores de modistas y de ropa blanca.
¡Pero qué más, si están asociados los dependientes de consumos, que no son obreros, sino funcionarios públicos y funcionarios armados y con carácter de autoridad en asuntos del servicio puesto que prestan juramento como guardias jurados ante el delegado de Hacienda!
De esto, a que se asocien los guardias de seguridad y la Guardia civil, no hay gran distancia.
Si la asociación fuera para fines benéficos, no habría nada que decir, pero no se concibe que funcionarios constituidos en autoridad formen sociedades de resistencia y establezcan lazos de solidaridad con asociaciones obreras reconocidamente anarquistas.
Menos se comprende aún que haya habido autoridades que lo toleren y lo consientan.
Y de que lo han tolerado y consentido no cabe la menor duda, pues cuando en Marzo último se produjo la primera huelga de empleados de consumos, al firmar el pacto que puso a ella término, quien llevó la representación de los huelguistas fue el presidente a la sazón de la Sociedad de Oficios varios, Carlos Planuch, obrero catalán, hombre de gran activida, propagandista infatigable y tal vez el principal organizador de las asociaciones de resistencia. Dicho pacto se convino y firmó a presencia de las autoridades gubernativas: del gobernador, del jefe de la Guardia civil y del alcalde.
Ya que hablo de aquella huelga, considero oportuno para terminar con este asunto, origen de los tremendos sucesos de los días 30 y 31, decir que he tratado de investigar si los dependientes al lanzarse de nuevo a la huelga habían recibido algún agravio de la Compañía arrendatoria. Tengo en mi poder copia del acta o pacto que puso fin a la primera y de las comunicaciones que mediaron entre la Sociedad de Oficios varios y la representación del arriendo al plantearse la segunda, y francamente, la razón no está del lado de los huelguistas. Estos no alegan agravios, ni exponen quejas: pretextan sin fundamento que el pacto no se había cumplido respecto a los cabos, aforadores, volantes y matronas, ninguno de los cuales figuraron en aquella huelga, ni por lo tanto en el pacto. Desde Marzo acá tampoco se ha impuesto ninguna multa a ningún empleado, ni cómo se le había de imponer, si los encargados de dar parte de las faltas son los cabos, y estos ya buscaban el concurso de los demás dependientes para mejorar su sueldo.
Conste, pués, que la huelga no ha tenido razón de ser, y que los directores de la masa obrera se han pasado en esta ocasión de listos al escoger un pretexto falto de fundamento serio para promover el conflicto, y han pecado después de torpes al extremas las represalias contra la población en general, conquistándose así la antipatía de todo el mundo. El primer pecado es perdonable, pero el segundo dudo que encuentre perdón en nadie a no ser en la misericordia infinita de Dios. Las torpezas de las autoridades llevaron las simpatías de la opinión de su lado; pero las violencias que se cometieron luego durante el tiempo que fueron dueños absolutos de vidas y haciendas, les valió una terrible penitencia.
Penitencia que no ha terminado y que puede ser todavía más terrible a poco se excedan de nuevo en el camino de la torpeza y del delio a que con gran tenacidad tratan de arrastrarlos varios de sus insensatos directores.
Créanme a mí, que soy un observador desapasionado. Asóciense en buena hora y procuren mejorar su clase y defender sus intereses aprovechando las circunstancias que les sean favorables; pero antes de lanzarse a la lucha, que se vea que tienen razón, y ya en la pelea no atropellen por todo y menos hagan objeto de represalias a víctimas inocentes.
Queda un punto por tratar: el de si la organización del trabajo aquí, su relación con el capital y los medios de vida y el trato entre obreros y patronos, justifica el extraordinario desarrollo de las sociedades de resistencia. Mas esta, a mi entender, no es labor propia de periodistas.
Por lo que he visto y estudiado, la vida aquí no es cara; la desproporción entre lo que cuesta y el salario, no resulta muy grande, y los patronos, en general, no parecen más tiranos ni más avaros que en la mayoría de otras poblaciones cuyos medios de producción son equivalentes.
¿A qué obedece, pues, ese extraordinario desarrollo de las sociedades mencionadas? No lo sé, ni lo comprendo.
Lo único que sé es que la organización obrera aquí es bastante perfecta. Demuéstralo el hecho de que, acordado el paro general, a las pocas horas, no quedó un obrero que no estuviera prevenido del acuerdo; el 31 por la mañana hasta los cocheros de las casas particulares sabían que no debían trabajar.
Y cierro esta carta, que tal vez sea la última que escriba sobre los dolorosos sucesos que a esta población me trajeron, con una buena impresión: la de que, por ahora, se ha desistido del paro general, evitándose que se reproduzca lo ocurrido en Gijón. Al menos, mientras esté declarado el estado de guerra, nadie intentará nada.
Las severas medidas adoptadads a última hora por la autoridad miitar, la conminación dirigida al Ayuntamiento par aque en todo caso responda del abastecimiento de subsistencias, han producido excelente efecto.
Lo demás será cuestión de tiempo, de que se vayan serenando los espíritus y cicatrizando las heridas producidas por las causas que se desprenden de la relación que he hecho de los sucesos.
El gobierno está en el caso de estudiar bien la cuestión y de elegir para el desempeño de ciertos cargos personas idóneas, con verdaderas dotes de mando, que sepan evitar a tiempo el derramamiento de sangre, y sobre todo, de sangre inocente.
Federico Marqués

(POR TELÉGRAFO)
(DE NUESTRO CORRESPONSAL)
Coruña 7 (12,15 tarde)

Sigue la calma.- Un mausoleo para las víctimas.- Más detenciones.- En vías de arreglo.- Documentos importantes.
Continúa la calma.
Los obreros que visitaron las tumbas de los muertos durante los últimos sucesos, se proponen abrir una suscrición para levantar un mausoleo dedicado á aquellos desgraciados.
Siguen haciéndose detenciones.
La huelga de los empleados de consumos puede considerarse terminada, pues todos los puestos se hallan cubiertos.
También se consideran solucionadas las huelgas parciales que existían antes de los sucesos, pues el alcalde confía en llegar á un arreglo entre los patronos y los peones de albañiles.
Los alcaldes de Lugo y Monforte contestaron al telegrama del alcalde de esta capital, que si fuese necesario prestarán su concursó para que no falten subsistencias en Coruña en el caso de otra huelga.
Como había anunciado, la procesión del Corpus se celebró sin que ocurriese novedad alguna, notándose bastante concurrencia en las calles de la carrera.
Los documentos recogidos á las Sociedades obreras aportan, según se dice, datos importantes para la instrucción de la sumaria militar.— Faginas.


Finalmente, o día 9 de xuño de 1901, unha breve nota do correponsal da conta do final da folga de peóns de albanel:

Coruña 8 (2 madrugada)
La entrevista celebrada hoy por el alcalde con los peones de albañil ha dado por resultado la solución de una huelga, que venían manteniendo hace seis meses.
Los huelguistas, no queriendo que por causa suya continúe el estado de guerra, han decidido volver el lunes al trabajo, rechazando el aumento de jornal que les proponían los maestros.
La conducta de los peones es muy elogiada.
Los detenidos hasta hoy son 34.— Faginas.


El Imparcial (Madrid. 1867), en Hemeroteca Digital – Biblioteca Nacional de España



Deixar un comentario

qué é isto?

Un espazo para ir recollendo información para a recuperación, conservación e difusión da memoria libertaria e a historia do movemento obreiro na Galiza.

Newsletter

A Folga de 1901 na Coruña, na prensa

Boletín “A Folga de 1901: os sucesos dos días 30 e 31 de maio de 1901 na Coruña”

A Folga de 1901, no Diario de Sesións do Congreso dos Deputados

Solidaridad Obrera de Galicia – 1911

Conflitos obreiros e Folga Xeral de 1903 na Coruña: a figura de Mª Manuela Vázquez Mejuto “La Morenita”

Folga Xeral revolucionaria de 1933 na Galiza

A Folga de 1901, no “Suplemento a la Revista Blanca”