Baixo o subtítulo “Sociología, Ciencia y Arte”, La Revista Blanca foi unha importante publicación anarquista, cunha periodicidade quincenal, editada en Madrid, entre 1898 e 1905, pola parella formada por Juan Montseny (Federico Urales) e Teresa Mañé (Soledad Gustavo).

Para completar os traballos doctrinais da Revista, dende 1899, engádeselle un Suplemento, no que recolle a febril actividade do movemento obreiro naqueles tempos de reorganización da Federación Rexional de Traballadores.
A través das súas páxinas, ao longo do último semestre de 1901, atoparemos a formidable reacción obreira de solidariedade e protesta, tanto na cidade como no resto do estado español e no mundo enteiro, fronte aos sucesos acaecidos na Coruña os días 30 e 31 de maio de 1901 na represión da Folga Xeral, cunha campaña impulsada pola revista e que acadou eco internacional.
Mais tamén permítenos coñecer a visión dos propios obreiros coruñeses, sometidos a estado de sitio, con moitos compañeiros encerrados en cadeas e cuarteis, as súas Sociedades disoltas pola forza das armas, os seus locais clausurados e os seus militantes detidos e perseguidos, a través dunhas correspondencias que a súa corresponsalía na cidade remite á redacción para a publicación de cada número.
No número de 1 de xuño de 1901 do Suplemento a La Revista Blanca podemos entrever unha imaxe da Coruña obreira xusto antes de se producir os sucesos: conflitos laborais e folgas, organización en sociedades, …
La Coruña.- Ha terminado satisfactoriamente la huelga de cerilleras y cerilleros. El burgués es déspota, pero se le pudo ir reduciendo. Admite al obrero despedido, expulsa al encargado y la encargada, mejora un tanto la remuneración de la mano de obra. Es un completo triunfo, máxime teniendo en cuenta que el gremio de fabricantes de fósforos estaba detrás del burgués para apoyarle en todo, y, por consiguiente, no se triunfó de éste sólo, sino de aquél también.
Van ya cuatro huelgas que presenta la Sección de Oficios Varios, por tres triunfos. Que se multipliquen y adelante.
Adviértese aquí una corriente de asociación que da gusto. Ya casi se cuentan muy fácilmente los oficios que no están asociados o en preparación de asociarse. Es un período este de actividad societaria que, desde la Internacional acá, no se recuerda semejante, y que, de continuar así, antes de la terminación del año no habrá oficio que no esté constituído en Sociedad de resistencia.
¡Buena falta hacía romper la apatía que los trabajadores de por acá tenían por su mejoramiento!
As diferencias entre socialistas e anarquistas tamén aparecen nas novas relativas á Coruña, e veremos máis adiante que o enfrontamento marcará a resposta que en moitos lugares será dada aos feitos que estaban a piques de se producir, dando lugar ao cruce de escritos entre La Revista Blanca e El Socialista. A posición minoritaria dos socialistas no movemento obreiro coruñés queda reflectida moi claramente no seguinte parágrafo dese mesmo número do 1º de xuño de 1901:
Se han celebrado aquí las elecciones, sin que ocurrieran desgracias personales. Hubo un retraimiento más que regular. El candidato socialista Pablo Iglesias, anunciado en carteles por las esquinas como cualquier otro novillero, obtuvo un importante número de votos: 35 fueron en total, que al lado de cuatro o cinco mil de los demás candidatos… ya es un número respetable el de 35. El desaire no pudo ser más aplastante.- Corresponsal
Coa cidade xa en estado de guerra, o número do Suplemento a la Revista Blanca de 8 de xuño de 1901 xa recolle parte dos feitos acontecidos nos días 30 e 31 de maio, baixo o expresivo título de “Como se asesina a un pueblo“:
Como se asesina un pueblo.
Arranca lágrimas de dolor y gritos de rabia el relato de las hazañas realizadas en La Coruña por los valientes y beneméritos civiles, al servicio, esta como otras veces, del caciquismo.
Un Sr. Limón, diputado y director de una sociedad arrendataria de la odiosa contribución de consumos de La Coruña y otras poblaciones, que recientemente ha repartido a sus accionistas un ciento cincuenta por ciento de beneficios, según El Liberal, se negó a mejorar las condiciones de sus empleados. Estos se declararon en huelga y el gobernador de La Coruña puso la guardia civil al servicio del cacique Limón, obligándola a que desempeñara los servicios de los huelguistas. Se trataba de un pez gordo y era preciso complacerle. Lo demás nos lo cuenta un querido amigo de la capital gallega: el bandidaje y el asesinato al por mayor. Es horrible el relato de aquellos sucesos: niños, mujeres, ancianos magullados, destrozados, llenos de sangre. Era tal la resistencia del pueblo; fue tan indispensable el uso del maüser, que los civiles no tuvieron ni una baja. ¡Qué heroicos y valientes! Desde hoy no podrán decir los yanquis que los españoles no tienen más que piernas para correr y manos para robar. Ahí está la guardia civil de La Coruña que sabe batirse de firme contra mujeres, niños, ancianos y obreros indefensos.
Y ahora el relato de los hechos:
“Desde el viernes 31 está la vida de esta ciudad completamente paralizada. Ni hay pan, ni agua más que para el que se sirve a sí propio y puede llenar algún cántaro; ni carne ni legumbres, ni leche ni prensa local, ni nada. El paro es general como nunca se había visto y espontáneo como todo lo que arranca de un sentimiento unánime. Un acuerdo de la Sección de Oficios varios, en cuya sesión había buen número de trabajadores de distintas sociedades, y el nombramientos de comisiones que durante la noche y la madrugada propagaran la nueva, he ahí su preparación exterior. La interior, el sentimiento de protesta por el que se han movido al unísono las huestes proletarias lanzando lejos de si las herramientas del trabajo y saliendo a la calle en son de protesta contra los asesinatos cometidos por la guardia civil en las primeras horas de la noche del jueves 30, que causó la muerte instantánea de un huelguista, y una veintena de personas entre hombres, mujeres y niños, heridas, algunas de las cuales de gravedad.
El miércoles 29 declaráronse en huelga los dependientes, cabos, aforadores y volantes del resguardo de consumos, por no haber accedido la empresa a una reclamación que le habían presentado. En la misma noche los huelguistas recorrieron el recinto invitando a los traidores, por fortuna en número reducidísimo, a seguirles, lo que les dió buen resultado. Al siguiente día por la mañana, nuevo recorrido que también verificaron sin obstáculos de importancia. Y en las últimas horas de la tarde, de nuevo comienzan a recorrer el distrito; pero esta vez acompañados de un buen número de trabajadores de distintos oficios que se les iban incorporando por el camino. Habían ya recorrido varios puntos sin tropiezos dignos de mención, cuando, al llegar al fielato llamado de Caballeros, les intima la guardia civil de a caballo a retroceder; hicieron alto con este motivo y replicaron que ningún daño hacían. En este momento unos chiquillos que, como es sabido, siempre forman a la vanguardia de los grupos de gente que camine, lo mismo de cualquier formación militar que de una manifestación pública, tiraron unas piedras, y de repente, sorprendiendo a todo el mundo, salen cinco guardias civiles de a pie, y con la rapidez del rayo, véseles fusil a la cara, sintiéndose una descarga de maüser, luego otra y otras varias por espacio de unos minutos. Retrocedió la gente aterrorizada por la salvaje acometida, aunque suponiendo tiraban al aire o sin bala, cuando se reparó en un hombre tendido con el cráneo destrozado y una porción de heridos.
Hecho tan vandálico, asesinato semejante, llegó al hondo del corazón de las masas obreras, que desde ayer han cesado en sus faenas, movidas por un sentimiento de dolor y un grito de rabia.
Durante el día de ayer ni un comercio tuvo el atrevimiento de abrir, ni una fábrica, la de tabacos inclusive, ni taller, grande o pequeño, cobijó con su techo productor alguno. Los vapores que han querido desembarcar sus pasajeros, han tenido que atracar al muelle pues no tenían boteros. Los coches y automóviles que diariamente viajan a los pueblos inmediatos han estado en las cocheras; los de punto y de lujo tampoco han circulado, y lo mismo sucedió con toda clase de carros. El paro es completamente general; la protesta unánime.
Al medio día fueron llamados al gobierno civil los presidentes de las sociedades. El gobernador expuso la pretensión de que se le prometiera circunscribir el paro a un solo día y como no lo pudo conseguir, indicó resignaría el mando en la autoridad militar, lo que hizo a las pocas horas.
Por la tarde, y en una numerosa manifestación que no bajaría de 8000 personas, fueron los obreros al cementerio a rendir el último tributo de simpatía a la desgraciada víctima de la barbarie de la noche anterior. Lo mismo a la ida que a la vuelta, recorrió la manifestación las principales calles de la ciudad sin que el menor tropiezo viniese a turbar la tristeza de los manifestantes. Pero apenas había regresado, y estando las calles atestadas de gente, fíjanse los bandos declarando la ley marcial, y acto continuo comienza la caballería a dar cargas a la multitud y la guardia civil a hacer descargas cerradas con los maüsers. Hubo muertos y heridos a granel. Ni las camillas ni los médicos del hospital daban abasto a transportar y curar a tantos heridos. Jamás se ha visto cosa igual. Hasta en los balcones de las casas hubo muertos y heridos entre las señoras y particulares que desde ellos presenciaban la horrible carnicería. Parecía aquello una manada de lobos hambrientos devorando un rebaño de mansas ovejas. El pueblo, no obstante estar desarmado, porque el que más tenía un mal revólver, y eran pocos los que lo tenían, resistía valerosamente, y aquí se disolvían los grupos para rehacerse más allá, y en esta lucha se sostuvo algunas horas hasta que, bien entrada la noche, se fue disolviendo poco a poco, rendido y maltrecho de tan desigual batalla. El local social de varias sociedades obreras, que está en la calle de Cordelería, núm. 32, fue materialmente acribillado a balazos. No hay nadie que recuerde en esta ciudad tan criminal acometida como la de ayer tarde. Esto fue el acabóse del salvajismo. ¡Y el pueblo sin maüser con qué contestar! ¡Qué desgracia! A tener armas no queda un civil para contarlo.
El gran mitin que para hoy se preparaba no se pudo verificar por la inmotivada suspensión de las garantías. Eso es: ametrallados anteayer, ametrallados ayer y obligados a callar o nos ametrallarían hoy.
En el Centro obrero se han puesto gasas negras y letreros que dicen: “Loor a los mártires de ayer.- Justicia.”
La huelga general continúa hoy, y por lo menos continuará mañana también. Esta ni con metralla ni sin ella la rompen.
Llamados por el capitán general fueron los presidentes de las sociedades a la capitanía. Por evitar nuevo derramamiento de sangre y en atención a que es ya acuerdo tácito de las masas volver el lunes al trabajo, le prometieron normalizar la vida para dicho día a cambio de la libertad de los presos y el cese de la matanza. Estos están aún en el castillo, pero hay dos barcos de guerra en la bahía venidos expresamente, ayer uno y otro hoy.
A estas horas no se sabe aún el número de muertos y heridos ni el de presos. El corresponsal.
Esperamos que se aclaren los hechos, que se vea a dónde va a parar el asunto, para determinar nuestra actitud frente a la salvajada de La Coruña, como al determinamos frente a la mala intención de las autoridades catalanas, cuando los recientes sucesos ocurridos en Barcelona. De todas maneras queda el odio y la rabia en nuestro pecho, como quedará en todos los buenos corazones.
No final de mes, o Suplemento a La Revista Blanca, no seu número de 22 de xuño de 1901, recolle as seguintes novas remitidas dende A Coruña polo seu corresponsal:
La Coruña.- A pesar de la promesa terminante y categórica del capitán general a la Comisión de las juntas, el estado de guerra en ésta continúa como el primer día, y sus rigores, en lo que respecta a la vida societaria, no pueden ser más funestos. Ya no basta la prohibición de las sesiones; ayer se ordenó la suspensión de las sociedades, oficiándose así a los presidentes de las mismas, y rodeando los locales de policía. ¿Se va insensiblemente a su aniquilamiento? Puede que la cuenta les salga mal; pues con tales medidas se está creando una atmósfera entre la masa obrera, que quizá arraigue más el espíritu de la asociación, si no se traduce en algún hecho de verdadera consciencia que sea sonado.
-Raro es el día en que no se efectúan nuevas prisiones; y como quiera que el que entra no sale ya a dos por tres, aún cuando reconozcan que haya sido una equivocación, como se dió más de un caso, de ahí que su número aumenta escandalosamente. Exaspera al más flemático el ver que una situación que sólo precisaba normalizar la nuestra para que al punto terminase, se prolongue y aún agrave cada día. Que los presos ya no debieran haberlo sido ni una hora, por lo que respecta al quebrantamiento de las leyes que nos dicen regir, está fuera de toda duda; pero que hay que justificar los asesinatos, y para ello es preciso formar procesos y encarcelar gente, también lo sabemos todos. Pero, señor, no seamos tan calvos que se nos vean los sesos; no se tire tanto de la cuerda, que podrá romper… y mala consejera es, por cierto, la desesperación.
-Andan locos por ahí los encargados de husmear en busca de tres anarquistas catalanes que no se quién les metió en la cabeza vinieron a preparar este movimiento de huelga general. Por lo visto, no les cabe en la mollera que el pueblo obrero de la localidad efectuase tan hermoso acto. La magnitud, la grandiosidad del paro general, que aunque breve, fue tan completo, deslumbró a esta burguesía, le trastornó el sentido, y quiere engañarse a sí misma atribuyendo a gente forastera y de reconocida fama revolucionaria lo que es obra de sus paisanos, de sus pacíficos gallegos, por no vivir en la constante angustia que le causa reconocer lo que pueden y lo que valen sus obreros. No quiere acostumbrarse a la idea que no fue otra cosa que la sanguinaria acometida del 30 la que impulsó a la masa obrera; y claro es que no quiera, por aquello de que “el que hace un cesto hace un ciento… etc.”
-Y así como estos infundios de los catalanes nos hacen reír, otros, que también propagan y llegan hasta el pueblo por ser recogidos sin duda en las antesalas y esparcidos entre él por gente inconsciente y sencilla, maldita la gracia que nos hacen, tanto por su intención como las consecuencias que pudieran traer. Nosotros tenemos entendido, y no sin fundamento, que los presos saldrán a libertad tan pronto como el consejo de guerra se celebre, cuando más tarde, y los rumores aludidos se refieren a una condena o arresto, si bien pequeño, que dice les saldrá. Esta manera traidora de preparar la opinión pública para que, efectivamente, el consejo, envuelto en la misma atmósfera así lo haga porque no pueda substraerse a ella en honor a la justicia, es doblemente villana y miserable: mata por la espalda como el traidor, y ocúltase entre las sombras como el jesuita.
-Según nuestras noticias, proyéctase aquí la fundación de una liga o sociedad de capitalistas y patronos unidos, con el fin de contrarrestar la organización obrera. ¡Y como nos reiremos de verlos disputar por los ochavos y acabar por ir cada cual por su lado! Pues ya se están repartiendo las circulares; por lo visto, la cosa va de veras.- Corresponsal
Como se ve, las noticias de la Coruña son un tanto graves. Por un lado, la autoridad disuelve las sociedades; por otro, los patronos se organizan sin que nadie les moleste, para quitar al obrero la garantía que han alcanzado por medio de la asociación. Se acercan días de prueba, y para vencer en la contienda se necesita que el obrero se prepare para resistir en todos los terrenos, pues la práctica nos ha demostrado que, a los que la burguesía sitia por hambre, el gobierno los mata con plomo, si no quieren sufrir tranquilamente los efectos de la acción patronal. No debe amilanarnos la actitud de nuestros enemigos; al contrario, debe acrecentar nuestros esfuerzos. Ellos son los primeros en dar carácter de revolución a las huelgas, y los obreros han de demostrar que no rechazan el intento.
Co final do mes de xuño, comeza a activarse a solidariedade cos traballadores coruñeses e a protesta xeralizada polos feitos dos días 30 e 31 de maio, e así o recolle o Suplemento a La Revista Blanca no seu exemplar de 29 de xuño de 1901:
Los sucesos de La Coruña.
En la capital gallega continúa el estado de guerra, continúan las detenciones y las sociedades obreras continúan cerradas también. No hay huelgas, ni agitación, ni nada; sin embargo, un gobierno liberal, un gobierno compuesto de demócratas y apoyado por demócratas mantiene la suspensión de las garantías.
La prensa de la localidad dice que no hay razón para que el estado excepcional continúe; los senadores y diputados por La Coruña han pedido al jefe del gobierno el restablecimiento de la legalidad constitucional. Todo ha sido en vano, y ¿por qué ha sido en vano? Porque los burgueses de La Coruña tienen más influencia cerca de las autoridades de la capital gallega que el propio gobierno, y estos burgueses, en armonía con las autoridades que ellos guían y sostienen, preparan un complot contra las sociedades obreras y contra sus principales defensores. ¿A qué viene sino a eso el proceso abierto para depurar responsabilidades contraídas en las huelgas anteriores?
¿Qué tienen que ver las huelgas de ocho años atrás con la última de los empleados de consumos y con los asesinatos cometidos por la guardia civil? Comprenderíamos que se encausara a las autoridades que ametrallaron al pueblo; no comprendemos que se procese a ese pueblo después de haber sido ametrallado.
Dícese que los burgueses han constituído una sociedad para con el apoyo de la guardia civil y de las autoridades, quitar todos los beneficios que los obreros habían alcanzado con la asociación. A este plan obedece el cierre de las sociedades obreras, los procesos que se han abierto por sucesos que no tienen relación con los últimos, y la continuación de la suspensión de garantías. Con este estado anormal se pretende hacer un escarmiento en los defensores de las sociedades obreras, y dejar el ánimo del trabajador gallego en estado tal, que no tenga alientos para oponerse a la desenfrenada explotación de la clase obrera.
La Mañana, diario coruñés, dice en su edición del jueves de la semana pasada: “también declaró ayer un maestro de obras en el proceso que se instruye sobre el movimiento obrero”.
El sábado decía el mismo diario: “Se sigue contra el secretario de la sociedad de oficios varios, Juan J. Cebrián, un proceso con motivo de suponérsele causante principal de las huelgas que desde hace algún tiempo, se han declarado en esta ciudad.
Para saber si Cebrián fue quien instigó a las obreras de la fábrica de cerillas de la señora viuda de Zarragüeta a que se declarasen en huelga, estuvo uno de los jueces militares en el mencionado establecimiento.
Se recibió declaración a tres de los operarios, dos mujeres y un hombre.
Todos ellos dijeron que la declaración de la huelga fue consecuencia de un acuerdo adoptado por todos los obreros que trabajan en la fábrica citada, pero no por iniciativa de Cebrián.”
Como ven los trabajadores españoles, no se trata ya de los hechos ocurridos el 30 y 31 del pasado mes, se trata del proceso de todo el movimiento societario de La Coruña, en el que tan buen papel han desempeñado las sociedades constructoras de edificios, sosteniendo huelgas casi continuamente para poder mejorar las condiciones del trabajo; se trata de acabar de mala manera, atropellándolo todo, con el espíritu emancipador del obrero gallego.
¿Debe consentir tamaña injusticia el trabajador español? ¿Deben consentir los obreros de España que se atropelle a sus compañeros de Galicia? De ninguna manera. A la brutalidad patronal y autoritaria hay que oponer la solidaridad obrera. Es cuestión de vida o muerte. O se estrechan los lazos de todas las sociedades de resistencia, aprestándose para una defensa común, o esas sociedades desaparecen bajo el sable, bajo el hisopo, bajo la caja o bajo las leyes burguesas. Esto no ha de ocurrir y no ocurrirá.
A los numerosos mitins de solidaridad que se han celebrado en diferentes puntos de España, y que hemos reseñado, hay que añadir otros y habremos de añadir más aún. Al apoyo mútuo y a la solidaridad que se prestaron los presos en las diferentes cárceles de Barcelona cuando el proceso de Montjuich, se debió el que los burgueses catalanes no asesinaran a 27 obreros, no echaran a presidio para toda su vida a 58, no deportaran a 200 y no se condecorara a los verdugos y a los inquisidores. Hay que establecer esta solidaridad como cuestión permanente.
Podemos imaxinar que non sempre era doado recibir novas cunha cidade en estado de guerra, polo que en ocasións, a publicación recolle novas da prensa burguesa onde se fan eco do inicio das protestas e da solidariedade fora da Coruña: Santiago, A Estrada, Tui, Pontevedra, Lugo, … celebran mitins por tal motivo.
Cortamos de un artículo de censura contra el gobierno, titulado El incorregible, inserto en El Liberal:
“Las consecuencias de tal proceder empiezan a tocarse.
La agitación obrera, limitada en un principio a La Coruña, va ya propagándose a las cuatro provincias gallegas. Por los telegramas insertos en otra sección, verán quien leyere cómo se multiplican las reuniones de protesta en Santiago, en Pontevedra, en Lugo, en la Estrada, en Tuy, en Villagarcía…”
Los telegramas a que se refiere este párrafo son los siguientes:
“Por iniciativa de la sociedad de canteros de Santiago se celebraron mitins de protesta en varios pueblos de la región, con motivo de los tristes sucesos desarrollados recientemente en la capital de Galicia:
Telegramas recibidos en Santiago:
Pontevedra, 16
La Federación Obrera celebró mitin en el teatro, formulando todos los compañeros que en él tomaron parte enérgicas protestas, por los atropellos cometidos contra los obreros indefensos en las calles de La Coruña, haciendo extensiva su protesta a las elecciones de Bilbao y Madrid.
Presidió el compañero Quintas.
Vilagarcía, 16
Celebramos mitin para protestar contra atropellos cometidos Coruña.
Asistieron a la reunión todos los trabajadores de ésta.
Representaban en la mesa a la sociedad de carpinteros, el compañero Vega; a la de Cantero, Ares.
Tuy, 16
La Federación Obrera celebró mitins de protesta sucesos Coruña; dedicáronse sentidas frases a los compañeros víctimas del capitalismo.
El compañero Yara, en un razonado discurso, protestó contra el militarismo, e hizo una razonada crítica del patricio Weyler.
La protesta unánime; tomaron parte asociados y no asociados.
Presidió el compañero Juan Pereira.
Estrada, 16
La sociedad de oficios varios celebró reunión pública para protestar sucesos Coruña; dedicaron sentidas frases a los compañeros muertos.
Presidió el compañero Lorenzo.”
No que atinxe a Vilagarcía, o Suplemento a La Revista Blanca recolle nese mesmo número de 29 de xuño de 1901, tamén unha crónica directa dun corresponsal naquela vila:
A estos telegramas añadimos la siguiente noticia que nos han transmitido directamente los compañeros de aquellas localidades:
Villagarcía de Arosa.
El domingo 16 se celebró en esta ciudad un mitin de protesta por los atropellos cometidos con los trabajadores de La Coruña. Lo convocó el gremio de canteros con la cooperación de otros oficios. La mayoría de los obreros llevaban lazos negros al brazo o pañuelos de luto al cuello. Concurrieron bastantes mujeres. Se leyó un telegrama de adhesión de varias sociedades de Madrid, entre ellas “El Porvenir del Trabajo”, y la sección varia “La Aurora”.
El mitin estuvo concurridísimo y reinó excelente espíritu de solidaridad.
Dada la pequeña importancia de esta población, el acto ha resultado verdaderamente excepcional.
Pontevedra.
También en esta capital se celebró el mismo día y con el mismo objeto otro mitin obrero.
Tuvo lugar en el teatro Principal, que estuvo lleno, como siempre que en Pontevedra se invita al pueblo a acto análogos. Abundaron las protestas enérgicas contra los asesinatos cometidos en La Coruña.
No obstante hallarnos en el período de las labores del campo, acudieron bastantes campesinos y campesinas.
Con un poco de educación societaria, el trabajador de Pontevedra llegará, andando el tiempo, a dominar por completo a la burguesía, hoy ensoberbecida al amparo de ciertos caciques.
Es preciso que este movimiento de solidaridad se fomente por toda España, para contrarrestar los planes de los burgueses que quieren acabar con el espíritu de asociación y de sus ayudantes.”
Como diciamos no principio desta entrada, o enfrontamento entre socialistas e anarquistas que xa se dera noutros casos, como Xixón, reprodúcese no caso dos sucesos da Coruña, especialmente pola actitude do corresponsal de El Socialista na cidade, como xa temos visto neste espazo web nas entradas (A Folga de 1901 na Coruña, no periódico “El Socialista” (I) – Xuño de 1901, e (II) – Xullo de 1901) dedicadas á cobertura feita por este voceiro do Partido Obreiro ao feitos represivos dos días 30 e 31 de maio de 1901, e así o recolle nese número de 29 de xuño de 1901, o Suplemento a La Revista Blanca:
Una nota ingrata debemos dar, hablando de los sucesos de La Coruña.
Los elementos obreros afiliados al partido socialista, se han dividido en este asunto. Unos, en apoyo a los obreros de La Coruña, publican protestas en sus periódicos y organizan mitins en unión de los demás obreros; pero otros censuran a los trabajadores anarquistas de La Coruña, a los cuales achacan los sucesos allí desarrollados, y niegan toda solidaridad a las sociedades obreras que secundaron la huelga general. Entre estos últimos se distingue el corresponsal de El Socialista en La Coruña, quien no contento con restar elementos a la solidaridad, al objeto de que se aisle a los obreros gallegos y sean aplastados por sus enemigos, publica correspondencias policiacas en el órgano central del partido obrero, como si fuera un Marqués cualquiera.
Son tan ruines la mayoría de los jefes socialistas, que hallándose La Coruña en estado de guerra, haciéndose detenciones todos los días, publican párrafos como los siguientes:
“Dícese que el autor de las líneas (1) que he copiado, uno de los propagandistas de la huelga general, después de declararse ésta estuvo trabajando con los operarios que tiene a sus órdenes. Averiguaré lo que haya de cierto, y si es verdad el rumor, daré el nombre de ese individuo para que le conozcan los trabajadores.
Lo que sí es exacto es que habiendo sido llamados el día 31, a las diez de la noche, todos los presidentes de las sociedades por el capitán general, el de la de sastres y sastras, el terrible anarquista Sanjurjo, no asistió a la cita, habiéndolo hecho todos los demás. Sí se presentó cuando, por segunda vez, fueron llamados al día siguiente.”
¿Es esto noble; es esto elevado? Espíritus así de ruines son capaces de perder todas las causas por justas que sean. Porque es el caso que el corresponsal de El Socialista cree que Sanjurjo es el nuestro y como lo cree lo publica para que se enteren las autoridades y lo echen a la sombra, y hasta es de presumir, dadas las aficiones policiacas del autor del escrito que nos ocupa, que haya mandado el periódico que hace la denuncia a los jueces militares que instruyen los procesos. Recuérdese que otras veces, cuando la preparación de la campaña en favor de los compañeros condenados en Jerez, ya dijo este mismo individuo en la Redacción de un diario de la localidad, que de lo que se trataba era de una excursión de propaganda anarquista, para que las autoridades la prohibieran, y de cuya falsa confidencia protestaron todos los elementos radicales de la capital gallega, adheridos a los mitins para libertar a los campesinos andaluces. La maldad de este sujeto no tiene límites; para menguar el predominio que nuestros ideales tienen en La Coruña es capaz de cometer cualquier infamia. Las ganas que tiene de figurar en la política, de ser concejal, ahora en él todo sentimiento generoso. Porque así como nuestro corresponsal en La Coruña no es Sanjurjo, y aquí tenemos el original de la última correspondencia que hemos recibido de aquella población para atestiguarlo, si lo fuera, es posible que Sanjurjo fuese encarcelado.
¿No es sincero y generoso esperar mejor ocasión para hacer públicas ciertas cosas, aunque sean ciertas? Supongamos que los obreros anarquistas fueron los causantes de los asesinatos que se han cometido en La Coruña; supongamos también que llevan por mal camino a los trabajadores ¿No honrarían más a su ideal esos socialistas si aguardaran a que los libertarios no estuviesen expuestos a ser víctimas de la autoridad, para hacerles los cargos que tuviesen por conveniente? ¿Acaso la nobleza en el proceder no gana más simpatías y más adeptos que la misma bondad de la causa que se defiende? Pues la mayoría de los jefes socialistas, ni reúnen condiciones para honrar a su ideal con actos elevados.
Todo es pequeñez. ¿Cómo pueden hacer simpáticas las ideas los hombres que obran de modo ruin?
Entre la guardia civil que asesina y el anarquista que predica la revolución, ¿cómo un obrero, llámese blanco o llámese negro, puede preferir la guardia civil, si no es un miserable? Entre unos cuantos trabajadores descarriados, en el supuesto de que fueran los anarquistas de La Coruña, y en el supuesto también de que a ellos se debiera la huelga general de la capital gallega y la burguesía, dueña del poder y censora de las autoridades de aquella población, que después de explotar, asesina, y después de asesinar, encarcela, ¿cómo ha de preferir a la burguesía el obrero honrado, por culpa que tengan aquellos trabajadores descarriados? Lo noble es eso: ahora todos contra el enemigo común, que nos ataca sin cuartel; después, anarquistas, os cantaremos las verdades del barqueros, y os reventaremos si podemos.
Pues esa gente no lo hace así. Escasea la nobleza, es también escasa la inteligencia.
De propósitos ruines para destruir al adversario, es también incapaz de defender el ideal con conceptos grandes y honrados.
No dejarán de comprender esta falta de compañerismo y de sentimientos sinceros los obreros de La Coruña, y aún aquellos que piensen, si alguno hay, que habían de dejarse asesinar y atropellar sin rebelarse, sin exponer la vida por defender la justicia, desaprobarán la conducta rastrera, cobarde y ruin del corresponsal que El Socialista tiene en La Coruña.
con este procedimiento no ganan simpatías las ideas.
Obreros coruñeses, obreros gallegos, obreros españoles: frente al capital, uníos todos; frente a la guardia civil que asesina, uníos todos; y si alguno de vuestros compañeros de condición social corre peligro de ser víctima del poder con vuestras palabras, callaos hasta que el peligro desaparezca; y si alguna corporación obrera corre peligro de ser perseguida de la autoridad con vuestras palabras, callaos hasta que el peligro no exista, por mucha razón que tengáis; si así no lo hicierais, perderíais la razón, porque lo perderíais todo, incluso la dignidad, la vergüenza y la honradez.
(1) Se refiere a unas que reproduce de una correspondencia de La Coruña, publicada en este Suplemento.
Sen embargo, a pesares das dificultades e obstáculos de todo tipo: estado de guerra, Sociedades obreiras disoltas cos seus locais clausurados e os seus militantes máis activos privados de liberdade, ataques do poder e dos voceiros socialistas, … a solidariedade obreira xa é imparable, e así vai recollida nese mesmo exemplar do Suplemento a La Revista Blanca, do 29 de xuño de 1901:
LA OFICINA REGIONAL
A las sociedades adheridas a la Federación en particular y en general a todos los obreros de España.
Compañeros: Paz y salud. Enfrente de los graves problemas que se están desarrollando en España con motivo de la represión brutal de las huelgas, de la multiplicación de éstas y de las medidas que, según la prensa, se propone tomar el gobierno contra las sociedades de resistencia, nos creemos obligados á dirigiros nuestra voz amiga y expresaros nuestro parecer en términos concisos.
En primer lugar, creemos que todas las sociedades obreras de España, pertenezcan ó esta Federación ú á otra cualquiera, deben unirse y prestarse solidaridad, en oposición á los hechos ocurridos antes en Barcelona y luego en La Coruña, y actualmente en toda Andalucía y en la cuenca del Ter. Contra las injusticias y la persecución de nuestros enemigos, no debe haber más que obreros, y la solidaridad ha de prestarse sin condición alguna, sin preguntar á dónde pertenece la sociedad en lucha ni las ideas que sustentan los individuos que la representen. Hay dos clases de solidaridad: la material, que consiste en enviar fondos á las secciones en huelga; la moral, que estriba en celebrar actos de simpatía por los obreros vejados y oprimidos. En ambos casos se encuentran hoy los obreros españoles. Unos necesitan fondos, porque están en huelga; otros, actos de solidaridad, porque se ven procesados y perseguidos por el capricho de un cacique, amo de jueces y justicias. No indicaremos nosotros quiénes necesitan lo primero ni quiénes necesitan lo segundo. La prensa, informadora del movimiento social, indicará á cada individuo y á cada localidad, según su leal entender y poder, á dónde debemos acudir con fondos, con hechos ó con mitins. Designarlo nosotros sería apropiarnos una misión que no nos corresponde. Lo que sí debemos hacer y hacemos, es excitar á la solidaridad á todos los obreros de España en favor de los que luchan, como Andalucía y otros puntos, y en pro de los que se ven perseguidos como en La Coruña y otros puntos también.
Trabajadores españoles: á la unión, á la solidaridad. Lo que ganen los obreros andaluces lo ganan los catalanes y lo que pierden los gallegos lo pierden también los valencianos Cuando lucha una sociedad obrera contra sus burgueses lucha todo el obrero español contra sus explotadores. Esta debe ser vuestra convicción. Agitaos en uno ú otro sentido, que la agitación es vida y además lo reclama la persecución que sufren algunos de vuestros compañeros y la lucha que sostienen los otros.
Salud y emancipación.—La oficina Regional.
Como veremos ao longo deste percorrido polas páxinas do Suplemento a La Revista Blanca, dende o mundo enteiro haberá resposta solidaria polos traballadores e traballadoras ao chamado de solidariedade activado polos obreiros e obreiras coruñesas por telegrama de 26 de xuño, e que se recolle brevemente xa no exemplar de 29 de xuño de 1901.
ULTIMA HORA
Estando este número en máquinas hemos recibido el siguiente telegrama:
Coruña, 26, 9 mañana.
“Nombres sociedades obreras Coruña, disueltas por autoridad, pedimos solidaridad trabajadores del mundo. Obreros detenidos, 72; consejos de guerra sentencias crueles. Amparo obreros de España; ayuda obreros del mundo.- Obreros diferentes oficios.”
Trabajadores: sin tiempo hoy para otra cosa, os decimos: ¡Viva la solidaridad”
Suplemento a La Revista Blanca en Biblioteca Digital Memoria de Madrid – Hemeroteca digital









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