O pasado 18 de agosto de 2024 tivo lugar en Marín un acto de lembranza da figura da lavandeira Carmen Pesqueira Domínguez, alcumada “A Capirota”, organizado anualmente pola Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica de Marín.
Na praza axardinada que leva o nome de Carmen Pesqueira, na rúa da Roda, xunto á placa que lembra o asasinato, foi desenvolvido o acto que este ano contou coa participación de Miguel Angel Cuña, profesor e escritor pontevedrés, e actual Secretario Xeral da CGT de Galicia; e do cantautor Andrés Pena.

O número 45 da VII época, do pasado 16 de setembro de 2024, do Semanario anarcosindicalista de información e debate anarquista “La Campana“, que edita o Sindicato Único de Traballadores “Solidaridad Obrera” da CGT, de Pontevedra, recolle a intervención do compañeiro Miguel Cuña naquel acto, nun artigo titulado “¡Por una memoria viva!” que agora traemos aquí:
¡Para que la actitud de Carmen frente a la barbarie fascista del momento se incorpore como enseñanza y semilla a nuestra propia vida y la fertilice!
Antes de nada quisiera agradecer a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Marín, a su junta directiva y a su presidenta, Enriqueta Otero, el inmerecido honor de poder evocar ante ustedes, en la figura de Carmen Pesqueira Domínguez, la dignidad de las víctimas del golpe de estado militar y de aquella funesta dictadura franquista que por tanto tiempo logró humillar este país nuestro.
Mis únicas justificaciones para asumir tan honrosa responsabilidad son, en primer lugar, el hecho de compartir desde mi más temprana juventud, aquellas ideas y actitudes éticas colectivas del pueblo trabajador ibérico en cuyo seno pudo fructificar, de un modo especialmente luminoso y heroico, el gesto de solidaridad y humanidad realizado por Carmen Pesqueira Domínguez un día de agosto de 1936.
Y, en segundo lugar, la urgencia de reiterar mi compromiso con la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Marín y con todos ustedes, ante la necesidad compartida por todos los que aquí estamos de difundir la historia real de las personas asesinadas o represaliadas por su enfrentamiento al franquismo, haciéndonos eco activo del magisterio de sus vidas. Un magisterio extraordinario que durante decenios se pretendió enterrar bajo un manto de ominoso silencio y marginalidad.
Ya en la antigüedad, bajo Roma, el poder imperial había decretado incluir en ciertas condenas judiciales la llamada Damnatio memoriae, que buscaba destruir cualquier clase de vestigio o recuerdo de los enemigos del Estado imperial, incluyendo la prohibición de citar sus nombres. Susurrar, por ejemplo, el nombre de Espartaco, el esclavo que dijo ¡NO a la esclavitud! y luchó hasta la muerte por abolirla, podía significar para los osados morir crucificados, ver arrasada sus casas y arrancados los árboles de su heredad. [ …. ]
Esta misma figura jurídica e ideológica, la Damnatio memoriae, fue la que impuso la dictadura franquista en nuestro país durante más de 40 años al vigilar estrechamente e imponer severísimas penas a quienes pretendiesen recordar o hacer públicos los atroces modos empleados durante su golpe de estado e ignominiosa victoria.
Los procedimientos utilizados por la dictadura son de sobra conocidos, aunque todavía persistan quienes pretenden silenciarlos con excusas varias. En las escuelas, en las bibliotecas, en los periódicos y radios, en los actos públicos, en los despachos … en todos estos lugares el relato infame del poder triunfante era omnipresente, tanto como lo eran la mentira oficial, el insulto y el desprecio a sus víctimas o la ignorancia provocada y desmemoria impuestas a las generaciones venideras. Y, en los demás lugares, como, por ejemplo, en las familias y sectores populares represaliados, era el terror y el miedo hecho médula, logrados a golpes de cárcel, tortura, paseo y cuneta, lo que cerraba el círculo de la propaganda franquista y, con ello, la monumental engañifa de la “verdad oficial”. Y así fue durante toda la dictadura: la mentira como Ley y la Ley como represión de la verdad.
Con todo y a pesar de todo, cuando la dictadura estaba a punto de acabar por muerte del tirano, no éramos pocos los que clandestinamente confiábamos en que se acabaría la pesadilla y que al fin podríamos decir libremente y en voz alta lo que durante tanto tiempo se había apenas susurrado. Pero algo se cruzó mal en el camino de la esperanza.
Han pasado casi cincuenta años desde la muerte del dictador y del inicio de la transición política a la democracia y 88 desde aquél 18 de agosto de 1936 en el que fue asesinada Carmen Pesqueira Domínguez.
Nacida en 1907 en un hogar de humildes pescadores, de oficio costurera y lavandera, madre de un niño de cuatro años, Carmen murió torturada, forzada y tiroteada a manos de unos falangistas.
Todo ocurrió entre el 18 y el 19 de agosto de 1936. Aquel día, Carmen camino de su casa, observó como un conocido grupo de matones falangistas, apalizaban cruelmente a un hombre en plena calle, haciendo gala de una ostentación impune. En un gesto de extraordinario coraje y valentía, aquella mujer del pueblo, Carmen, la lavandera, “A capirota”, se encaró con ellos, reprochándoles su cobarde crueldad. Esa misma tarde-noche los falangistas la secuestraron, golpearon, violaron y, finalmente, mataron a tiros, dejando por el momento su cadáver tirado en el Pozo da Revolta, en la parroquia de Mogor.
A la mañana siguiente, los asesinos regresaron al lugar del crimen, con el propósito de subir el cadáver a una camioneta y exhibirlo ante los vecinos de las localidades cercanas, como macabra advertencia de lo que llegaría a sucederles a quienes, como ella había hecho, se atrevieran a desafiar la barbarie del nuevo régimen. Finalmente, dejaron el cadáver abandonado en una calle de Bueu.
A mi entender y experiencia, la herida de aquél horrendo acto no ha cicatrizado todavía, ni debe cicatrizar jamás en la memoria colectiva de las nuevas generaciones.
Por ello estamos aquí y por ello nos convoca cada año la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Marín.
El gesto heroico de Carmen … el reproche a la vesania homicida de la dictadura … su cuerpo violado … el cadáver expuesto y arrojado a la calle … la cobardía de sus asesinos y de todos aquellos que los amparaban o daban las órdenes represivas, no son todavía, ni lo fueron nunca, ni han de ser jamás un pasado a olvidar, sino memoria viva y, como antes decíamos, magistral.
Pues Carmen sigue siendo para los que hoy estamos aquí el ejemplo vivo de una lucha y una dignidad imperecedera, que han de continuar vertebrando nuestra acción, pues también ahora, las generaciones actuales, nos vemos enfrentadas a los mismos crueles hechos y a personajes de la misma catadura que aquellos que en 1936 y años siguientes asesinaron, torturaron, violaron a cientos de personas en los pueblos y villas del Morrazo y a decenas de miles en todo el país.
Tras el ejemplo y testimonio de Carmen, cuando urgida por la insoportable visión de la atroz paliza a un ser indefenso, negándose a abdicar de la más elemental humanidad, gritó a los criminales, ¡NO!, … será nuestro propio compromiso ético y social el que ya nunca podrá eludir inocentemente la responsabilidad de gritar ¡NO! al poderoso y cruel régimen que ahora mismo rige el mundo.
Un régimen que, entre otros hechos no menos horrendos, comete con cruel saña y exhibicionismo criminal -el mismo y de la misma naturaleza que el que mostraron los asesinos de Carmen- el genocidio del pueblo palestino en la Franja de Gaza, un territorio del tamaño de la península del Morrazo. Pues también hoy, ahora mismo, este 18 de agosto de 2024, en Palestina continúan arrojando a las calles los cadáveres de miles de Cármenes, o enterrando vivos bajo los escombros de sus casas, escuelas y hospitales bombardeados a decenas de miles de niños, mujeres, hombres y ancianos indefensos.
Nos sigue tocando a nosotros, a las generaciones actuales, no solo no olvidar el sufrimiento causado por los asesinos aquel día de agosto de 1936, sino de buscar y agostar en sus raíces aquella barbarie, … para que nunca más pueda repetirse, en ningún lugar ni tiempo, ni en Galicia, ni en el Estrecho, ni en el Sahel, ni en Palestina … para que nunca más una población pueda sufrir la hambruna que ahora mismo está matando de miseria y desnutrición a cientos de millones de personas por todo el mundo, víctimas de los intereses económicos o geopolíticos de las grandes potencias occidentales … Para que el ejemplo dignificador de nuestra Carmen frente a la barbarie fascista del momento se incorpore como semilla a nuestra propia vida y la fertilice … Para exigir a sus responsables y herederos reparación, presencia y justicia por los daños del pasado … Para tratar de poner fin a los males, servidumbres, matanzas y crímenes del presente …
Por ello y para ello, celebramos hoy este anual homenaje a Carmen Pesqueira Domínguez, A Capirota, cuyo gesto de solidaridad y auxilio, todavía hoy nos asombra y conmueve:
Para que la enseñanza de Carmen Pesqueira y, con ella, de todas las Cármenes, madres y maestras, lavanderas de todo mal y cobardía, ilumine el recuerdo colectivo y popular, pero no como un pasado al que dar carpetazo, no como Historia, ni siquiera como Memoria, sino como evocación volcada hacia el presente, hasta lograr desarmar a todos los verdugos de la historia, pasada, presente y por venir.
No ano 2022, o grupo A banda da Loba incluiu no seu album “Xabón Lagarta” unha canción titulada “A Capirota” adicada a Carmen Pesqueira:









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