Tal e como estaba anunciado, pese ás dificultades que se puxeron para a organización dos actos do 13 de outubro de 1901, finalmente se celebran o mitin e maila manifestación obreira polos sucesos de maio de 1901.
O xornal coruñés La Voz de Galicia, no seu exemplar publicado ao día seguinte, o 14 de outubro de 1901, recolle así o sucedido aquel día:
EL MEETING DE AYER
La concurrencia.- Animación.- Prevención prudente.- La corona.- Concurrentes interesados.
El anunciado meeting obrero dió comienzo en la plaza de toros poco después de las tres de la tarde.
La concurrencia no fue mucha en un principio. Es característica de los españoles, sean o no obreros, llegar tarde a todos lados.
Poco a poco, según las horas fueron transcurriendo, engrosó el público, y calculando aproximadamente el número de personas que ya mediado el acto invadían el redondel y se repartían por gradas y tendidos, puede decirse que pasaban de 4000.
Este detalle basta para juzgar de la indudable importancia del meeting obrero, aparte de la que naturalmente le prestaba al tema expuesto en la convocatoria.
Era éste, en síntesis, según hemos dicho, pedir la excarcelación de los obreros presos por los sucesos de Mayo, el sobreseimiento de sus causas, el indulto de los ya condenados y la anulación de todo lo hecho contra las hoy disueltas sociedades obreras.
Las inmediaciones de las plaza de toros estuvieron muy animadas desde las dos de la tarde.
Fue celebrada la prudencia del gobernador al no hacer ningún alarde de fuerza.
La Guardia Civil se hallaba, naturalmente, dispuesta y prevenida a todo evento, pero no se dió a vistas, y esto produjo, en general, buena impresión.
La presidencia del meeting se situó sobre la meseta del toril.
Frente a éste, en el ruedo, se aglomeraba el gentío, llenando también los palcos y tendidos inmediatos.
Como presidente actuó el compañero Méndez Rega, Suárez, Antelo (Ángel) y Somero.
El gobernador envió como delegado suyo al inspector de Vigilancia Sr. Pirret, para quien el acto de ayer debió ser de prueba.
En torno a la presidencia tomaron asiento muchos otros conocidos obreros.
También había una mesa destinada a los periodistas.
Pendiente de la balconada de la meseta se destacaba una hermosa corona de flores naturales, de buen tamaño, y rodeada con cintas negras, en las cuales se leía:
A las víctimas de Mayo, los obreros de la Coruña
Entremezcladas en la muchedumbre figuraban no pocas mujeres.
Vestían muchas de luto.
Varias de ellas eran parientes de los fallecidos en las tristes jornadas de Mayo.
También estaban en la plaza algunos de los obreros que fueron heridos en aquella ocasión.
Figuraban entre los mismos Plácido Dorado, quien, por consecuencia de un balazo, quedó inútil del brazo izquierdo, y Daniel Mariñas, al que se amputó una pierna.
Excitación al orden.- Limitaciones
Habló el presidente, exponiendo el objeto del acto.
Recomendó sensatez y cordura, para demostrar -dijo- que el pueblo obrero de La Coruña no es revolucionario, y que sus reclamaciones se basan en el cumplimiento de la ley.
Rogó que los compañeros que hubiesen de hacer uso de la palabra se ciñesen al asunto y no personalizasen.
El secretario, compañero Suárez, dió lectura a la hoja convocatoria del meeting y a una comunicación del gobernador civil autorizando el acto, a condición, entre otras cosas, de que no habría de durar más de una hora; de que la manifestación había de seguir el itinerario por él señalado; de que el acto de depositar las coronas en el Cementerio lo realizaría la Comisión organizadora del meeting, sin que en la necrópolis entrase más gente, y de que en hacer todo esto no debían excederse de las seis de la tarde.
Fueron evidentes las señales de desagrado que produjo entre el público la lectura de este documento.
Cuando se iniciaba algo de marejada entre la masa, el inspector jefe de policía Sr. Pepín llegó con un volante del gobernador.
Contenía nuevas instrucciones, que se referían a la entrada de la manifestación en el Cementerio, y como se hallase presente el concejal presidente de la Comisión respectiva, Sr. Pulpeiro, a él le fueron transmitidas.
Autorizaba el gobernador la entrada en la necrópolis, siempre que se diese garantía personal respondiendo del orden.
El Sr. Pulpeiro se ofreció a ello particularmente, sin perjuicio de hacerlo luego público.
Volvió a hablar el presidente parea lamentar las cortapisas indicadas, que juzgaba innecesarias.
Los discursos.- Telegramas y cartas
Habla Cipriano Martínez.
Empieza lamentándose de las iniquidades que se han cometido con los sentenciados con motivo de los sucesos de Mayo.
Todos ellos son inocentes del delito por que se les sentenció.
Es necesario que exista entre nosotros más unión para conseguir que se nos devuelvan los compañeros queridos que injustamente se hallan en los presidios.
Si nos diseminamos, más de lo que nos azotaron los burgueses nos azotarán después.
Es triste que, entre tanto los bandidos que hicieron las víctimas de Mayo luzcan en sus pechos las cruces con que se les recompensó aquel acto, nuestros compañeros se hallen en presidio sin haber hecho siquiera un disparo de arma de fuego.
Por eso debemos reclamar que sean puestos en libertad; pero para conseguirlo es necesario, repito, la unión de todos nosotros, para después organizar la última revolución social y extirpar de la sociedad las yerbas malas que nos privan de la vida.
Terminó dando un viva a la Revolución Social.
Hace luego uso de la palabra Manuel Suárez.
Reconoce como indispensable para conseguir el objeto del meeting la unión de todos los trabajadores, pues si trabas se ponen hoy para obtener el indulto de los sentenciados y la libertad de los presos, mayores se pondrán mañana cuando vean que entre nosotros no existe compañerismo.
Debemos tener recuerdo memorable de los sucesos de Mayo.
Si en vez de estar en varios sitios donde nada útil hallamos nos metiésenos en nuestras casas y aprendiésemos algo que necesitamos saber, no serían tantas las víctimas habidas.
Haciendo historia de los sucesos dijo:
Nosotros nos hemos lanzado a la calle y hemos acordado el paro general para protestar contra el asesinato cometido por la espalda con un infeliz obrero en el fielato del Camino de la Estación.
No dejamos de comprender que los asesinos no sabían lo que hacían, puesto que estaban borrachos.
Es necesario que todos los que consumimos nos unamos para hacer guerra a esa empresa de consumos que nos explota miserablemente.
Actos como el de hoy debíamos celebrarlos cada ocho días, ya que resulta imposible que nos reunamos de otra manera, por la suspensión de las sociedades obreras que se hallan cerradas, y lo que es peor, sin pagar el alquiler donde estaban establecidas.
Si nos reunimos clandestinamente -añadió- nos exponemos a ser sorprendidos por esa ronda que llaman d’a fame, o por el rondón que forman los mismos propietarios de las casas donde están las sociedades, pues todos nos persiguen.
Además es necesario que estos actos se repitan, pues con las protestas morales nada se consigue.
Si cuando salieron de la cárcel para presidio los sentenciados les hubiéramos salido al paso todos y volcásemos el coche de Cabrera donde de noche les llevaron hasta Cambra, hubiéramos demostrado, a no haberles devuelto la libertad, nuestra decisión a todo, o por lo menos una enérgica protesta.
Siento que aquí no se encuentren los señores Rodríguez y Casares, pero mirando esto desde otro punto de vista casi me alegro de la ausencia de ambos, porque alguien creería que aquí venían para fines de las próximas elecciones.
Yo a los que vienen a cooperar a nuestro objeto no los miro como políticos, sino como compañeros.
Si entre nosotros viera aquí a algunos jesuitas, no los trataría como tales, pues al contrario, me hubiera alegrado de ello.
Es censurable que en día como el de hoy se observe la falta de asistencia a este meeting de gran número de trabajadores.
Si en vez de celebrarse aquí acto tan humanitario hubiese tenido lugar una corrida de toros, se vería la plaza llena de bote en bote.
Algunos de los que faltan seguramente estarán en Pastoriza, creyendo, sin duda, que la Santa va a concederles lo que desean.
A esos debo decirles que el verdadero milagro de la Virgen de Pastoriza para la clase obrera es la preparación de la revolución universal.
Esa será nuestra Pastoriza.
Así terminó.
Se le aplaudió mucho.
Levantose a hablar después el Sr. Barco. Dijo únicamente que la Sociedad “Antorcha Galaica” se halla conforme y se adhería a todo lo que en aquel acto se acordase.
Seguidamente el compañero Enrique Naya, en un breve pero enérgico discurso, dijo que era necesario, por medio de la unión de los trabajadores, conseguir, costase lo que costase, la libertad de los compañeros presos.
Después otro obrero apellidado Rey manifestó que los mártires de los sucesos de Mayo fueron sentenciados injustamente.
Actos como éste, dijo, se repetirán en los diferentes puntos de las Américas, donde los españoles allí residentes divulgarán los atropellos cometidos con indefensos obreros por individuos asalariados, constituidos en agentes de la autoridad, que se hallaban borrachos, y que como a todos nos consta, son unos ladrones.
El delegado del gobernador le llamó al orden.
Hubo un momento de expectación y de jaleo.
Óyense de entre el público voces diciendo: ¡que siga!¡que siga!
El presidente del meeting aconsejó calma al orador y que no aludiese a personalidad alguna al proseguir su discurso.
El compañero Rey terminó entonces de hablar dando un viva a la unión de los trabajadores y un muera a los traidores.
Hace uso de la palabra el compañero Duque.
Después de exponer las causas que motivaron los sucesos de Mayo, dijo que fueron debidos a la incompetencia de un hombre que ajeno a todo conocimiento vino a La Coruña a desempeñar un cargo elevado, y lo que ha hecho fue llevar la desolación a muchas familias y sembrar de tristezas gran número de hogares.
Ejecutaron esta obra hombres que, debido al uniforme que visten, se hallan con sus armas a disposición de los monopolizadores de la ley, y son por éstos utilizados para asesinar, innoblemente, por la espalda, a gente indefensa.
No se explican, para quien no los haya presenciado, los sucesos del 30 y 31 de Mayo.
La burguesía creyó que había llegado el momento en que iban a pagar todas las que le debe a los obreros, sin tener en cuenta que nosotros no hacíamos más que protestar contra los atropellos de que éramos víctimas.
Alguien quiso ver en aquel movimiento una obra anarquista.
No fue así, pues todo se debe a las autoridades que, por ineptas, permitieron que nos asesinasen en las calles.
No contentos con esto, se procesa, después de restablecida la normalidad, a los presidentes de las sociedades obreras, y últimamente, y separándose de la ley, se la atropella, procesando a tres presidentes que aún no lo estaban.
Por último, compañeros, yo propongo que se envíe a Madrid un telegrama a la Asamblea Obrera que allí se celebra para que apoyen lo que en este acto se acuerde, participándole a la vez que los que se hallan en presidio fueron sentenciados por una prueba testifical contra ellos amañada a gusto de ciertas gentes.
Así se acordó, redactándose el siguiente telegrama:
“Congreso regional obrero, Horno de la Mata 5, 2º.- Madrid.
Pueblo coruñés reunido meeting acuerda saludo y adhiérese federación regional, no pudiendo hacerlo otra forma por suspensión sociedades obreras.
El secretario, Manuel Suárez.”
Habló después el concejal Sr. Pulpeiro, respondiendo a instancias que se le hicieron.
Dijo que, en nombre del partido social republicano protestaba de los atropellos de que fueron víctimas, con motivo de los sucesos de Mayo, los obreros de La Coruña.
-Acabo de recibir -añadió- un volante del gobernador, en el que me dice que si yo respondo personalmente del orden del público en el Cementerio, permitirá la entrada allí de todos los manifestantes.
Yo le contesté que respondía, pues creo que vosotros -continúa- vais dando las muestras de sensatez y cordura de que fueron siempre precedidos vuestros actos.
La mayoría de vosotros tenéis en el Cementerio seres queridos y no habréis de profanar sus tumbas.
Teniendo esto presente, os participo que las puertas del Cementerio se os abrirán de par en par para que podáis ir a cumplir el objeto que os proponéis.
El orador fue aplaudidísimo.
El compañero Suárez dió lectura a la siguiente carta, enviada por los presos en el cuartel de Zamora:
“A los trabajadores coruñeses.- Salud:
Compañeros: Los detenidos en el cuartel de Alfonso XII a consecuencia de los sangrientos sucesos aquí ocurridos los días 30 y 31 de Mayo último saludan afectuosamente a sus hermanos de penas y fatigas reunidos en el meeting de hoy y os envían esa modesta corona de flores naturales para que la depositéis ante la tumba de nuestros queridos compañeros que en las tragedias de Mayo sucumbieron víctimas de la tiranía burguesa.
Salud a todos los desheredados del patrimonio universal.
La Coruña, prisiones militares del cuartel de Alfonso XII.- Octubre de 1901.- Juan Molins, Crisóstomo de la Iglesia, Eduardo Cumbraos, Enrique Enríquez, José Vázquez, Antonio Sánchez, Saturnino Alejandre, Domingo López, Manuel Alén, Marcelino Cumbraos, Juan Casal, Manuel Carro, Ramón Cumbraos, Manuel Espiñeira, Juan Fuentes, Francisco Fuentes, Manuel Grande, Manuel Laya y Melchor José Santos”.
Levantóse a hablar después Dionisio Naveira.
No encuentro palabras -comenzó diciendo- para censurar a aquel gobernador cobarde y miserable que vino a comprometer la paz de La Coruña…
Tuvo que intervenir de nuevo el delegado del gobernador llamando al orden al que hablaba.
Fue esto causa de que se repitiesen las voces de protesta por parte del público.
Para calmarlas intervino el presidente.
Dijo que el acto que se estaba efectuando tenía más transcendencia de la que algunos le daban.
Todo el pueblo obrero español -añadió- tiene sus ojos fijos hoy en La Coruña, y de nuestro proceder depende el éxito de las gestiones que han de hacerse y la celebración de meetings en el resto de la nación en apoyo de lo que aquí se acuerde pedir al Gobierno.
Además debemos demostrar al Sr. Sagasta que no somos ingobernables, como él dice, y que no era necesario que nos enviase un gobernador exclusivo.
Al reanudar su discurso el compañero Naveira, óyense voces que le dicen: ¡No le llames Valdés, llámale Baldao!
Sigue aquél en el uso de la palabra.
Para que forméis una idea del celo de aquel gobernador -dice- baste el siguiente detalle:
Cuando el día 31 de Mayo fue a visitarle una comisión de obreros la recibió en cama. ¡Si sería cómodo el tal señor!
Aquellos días no se vió en la calle a ninguna de las primeras autoridades, ni aún al alcalde.
Todos delegaron sus funciones en la Guardia civil.
Hasta tal extremo llegaron a atropellarnos que nos obligaron a sacar de las ventanas de las sociedades los lienzos negros en que se habían colocado inscripciones pidiendo justicia.
Y a esto pregunto yo: ¿Es que en España ni aún se permite al pueblo trabajador pedir justicia?
Yo soy de los que creo que nuestra nación es una intrusa en la civilización europea. España debía estar en el África.
Nuestro gobernante no perseguían otra cosa que hacer la vida tranquila en el poder y aprovecharse de él para engordar.
Yo creo que debemos de dar un voto de gracias al actual gobernador por lo bien que cumple el bando que publicó al siguiente día de tomar posesión del cargo, en el que nos ofrecía que sabría respetar nuestros derechos, y ahora, contra lo acostumbrado, nos limita el tiempo parea celebrar este acto.
Terminó dando un viva a la Revolución Social.
Fue leída a continuación una carta del compañero Lorenzo Ruano de Diego, en la cual expone la imposibilidad en que se verá el Ayuntamiento de ceder a los obreros el terreno en donde fueron sepultadas las víctimas de Mayo, toda vez que la ley se lo prohíbe.
Y añade:
“Como quiera que el terreno tiene que ser comprado, ábrase para este objeto una suscripción en toda la población y así podremos averiguar quién son nuestros amigos y a quién por tal objeto debemos despreciar.
Además os propongo que nombréis una Comisión que provista de folletos que han de hacerse, dando relación sincera de todo lo acontecido, recorra toda España, no llevando otro objeto que vender dichos folletos y recoger los productos, más con lo que dieran las sociedades, y mandarlo a la Comisión encargada.
Todos estos beneficios servirían para hacer un gran panteón a nuestras víctimas. Esta Comisión la compondrán dos solamente, y sus gastos serán abonados por todas las sociedades de España, o sea el transporte de un punto a otro, abonado por las sociedades correspondientes. Esta Comisión no ganaría nada y tendría el deber al finalizar la excursión de presentar una Memoria. Y como esto resulta bastante pésimo, no he ser yo el último en aceptar un puesto en esta Comisión.”
Las proposiciones aprobadas
Fueron leídas y aprobadas las siguientes proposiciones:
Dirigir una exposición al Gobierno pidiendo el indulto de los sentenciados; la libertad de lo que se hallen en las prisiones militares y el sobreseimiento de sus causas, así como el de las que se siguen a los presidentes de las sociedades obreras y la autorización para que vuelvan éstas a funcionar.
Pedir a los diputados y al Ayuntamiento que apoyen aquellas pretensiones.
Levantar un mausoleo en el Cementerio a las víctimas de los sucesos de Mayo, solicitando del Ayuntamiento la cesión gratuita del terreno donde fueron sepultadas aquellas y nombrar una Comisión que organice un meeting regional que tendrá lugar el día 3 de Noviembre próximo.
Siguen los discursos y cartas
Esta proposición fue aprobada.
Habló seguidamente el compañero Taboada.
Lo hizo en términos revolucionarios.
Manifestó que injustamente le tuvieron preso 80 días, con motivo de los sucesos de Mayo, sin que en ellos hubiese tomado parte.
Pero ya me vengaré, añadió.
Es necesario, por lo que nos pueda ocurrir, que nos provistemos de fusiles.
Uno de los del público dijo al oir esto, ¡o de cañones si es necesario!
Si llegasen a repetirse los sucesos de Mayo -continuó diciendo Taboada- debemos defendernos de nuestros enemigos, lanzándoles desde las ventanas botellas y latas de petróleo.
Terminó aconsejando la adopción de medidas radicales para conseguir lo que se desea.
El compañero Duque leyó luego la carta de Cebrián y sus compañeros despidiéndose del pueblo de La Coruña, de la cual ya hemos dado a conocer algunos de sus párrafos más importantes; otra de los dos que se hallan en Ortigueira, excitando a sus amigos para que gestionen su libertad, que tan necesaria les es para evitar que mueran de hambre sus hijos, y alguna otra semejante.
La exposición al Gobierno
“Al Gobierno:
El pueblo, llevado por un sentimiento noblísimo, como suyo, se reunió hoy por propio y expontáneo impulso, y acordó unánimemente protestar como lo hace ahora con el respeto debido ante el Gobierno de la nación, contra los atropellos de que fue víctima los días 30 y 31 de mayo último.
Condénanlo cuantos, siendo honrados, los conocen, y el mundo entero los conoce ya.
Y el pueblo coruñés, testigo presencial y su víctima directa, al condenarlos, no hace más que asociarse a la general protesta y condenación pública.
En su consecuencia y como acto de vindicación, acuerda asimismo unánimemente pedir con el debido respeto al Gobierno de la nación lo siguiente:
1º.-La excarcelación de los presos por aquellos sucesos, que son 19, y el sobreseimiento de sus causas.
2º.-Un indulto para los sentenciados, que son cinco, y que se les restituya a sus hogares.
3º.-El sobreseimiento de la causa de las sociedades obreras suspendidas, y el de las causas de los individuos que están en libertad provisional.
Persuadido el pueblo como está de la justicia que le asiste y creyendo en la buena voluntad del Gobierno, no duda alcanzar la gracia pedida, y espera le sea otorgada íntegramente y en plazo breve.
Vivan vuestras señorías muchos años.
En la plaza de toros de La Coruña a las dieciséis del día 13 de Octubre de 1901.”
Comisión gestora.- Recomendación sensata
Por unanimidad se designó a la Comisión organizadora del meeting, para continuar las gestiones hasta conseguir todo lo acordado en el acto de ayer.
Después habló el compañero Rivas López.
Dijo que el meeting debía tener dos objetos: el principal de ellos el de protestar del calificativo que con motivo de los sucesos de Mayo se le dió al pueblo obrero de La Coruña, calumniándolo de anarquista.
Si éste lo fuese no hubieran salido ilesos de la memorable jornada de Mayo los causantes del derramamiento de sangre aquellos días.
Si hoy procedemos con sensatez y cordura, demostraremos la falsedad de aquel calificativo, y si hiciésemos lo contrario, se confirmaría el juicio que de nosotros formaron ciertas gentes.
Así terminó.
Resumen del presidente.- Colecta
Puso fin al acto un discurso del presidente de la Mesa.
Culpó de todo lo ocurrido a la empresa de consumos.
Habló en términos durísimos de un juez que, a juicio suyo, procedió con falsía y doblez al instruir los procesos contra algunos obreros.
Lo comparó con otro juez que intervino en los célebres sumarios contra los presos de Montjuich, con la diferencia de que el que actuó en La Coruña no atormentó a los prisioneros, pero se negó en cambio a admitir testigos de descargo, hasta el punto de que hubo que acudir a él con grandes instancias para que alguien pudiese declarar.
-¿Tienen conocimiento de esto las autoridades? -preguntó- Creo que no. De saberlo y tolerarlo, su proceder no tendría explicación posible.
Insistió en poner de relieve la conducta del juez instructor aludido, y dijo de él que obró inspirado por la empresa de consumos.
-¿Como no ha de ser así -añadió- si vive en la misma casa que el administrador del impuesto y con él pasea y come y bebe? ¡Natural es que haya inteligencias entre uno y otro!
Entrando en otra orden de consideraciones, hizo una calurosa defensa de Venancio González Escontrela, cuya condena a 20 años de presidio consideró de todo punto injusta.
Abominó del guardia civil Zapico por haber denunciado a Venancio, a quien conocía porque aspiraba a ingresar en el mismo instituto.
Se fundó en esto el orador para decir que mal pudo haber disparado Venancio contra la benemérita cuando trataba de pertenecer a ella.
Defendió con igual calor a Santos y Morano, negando que hubiesen podido hacer disparos contra la fuerza pública.
Vió en todo ello la influencia de una mano oculta: la mano del jesuitismo.
Hablando de Cebrián, por quien abogó igualmente, dijo que en realidad fue condenado, más que por nada, por ser profesor de la Escuela laica.
-Y como condenarlo a él solo no era posible -añadió- como se imponía dar hechura a la trama, de ahí que se le hayan buscado consortes y se condenase juntamente con él a otros infelices.
Censuró luego vivamente la suspensión de las sociedades obreras.
Estableció después un parangón entre los dominicos y la Guardia civil.
Dijo que cada guardia que ve vestido de gala se le figura un dominico, porque tiene en el traje los mismos colores, y hasta el sombrero de canal se asemeja al tricornio… atravesado, por supuesto.
Y prosiguió:
-Así al ver a un guardia civil podemos decir a nuestros hijos: ahí tenéis a un Torquemada, no porque sea precisamente inquisidor, sino por los vivos del traje.
Terminó recomendando cordura y prudencia para que nada malo ocurriese en la manifestación que iba a celebrarse.
Excitó a todos a que depositasen su óbolo en la bandeja colocada a la entrada de la plaza para socorrer con lo que se recaudase a las víctimas de los sucesos de Mayo.
Se recaudaron en junio 153’45 pesetas.
Otra corona
Una Comisión compuesta por los obreros Plácido Dorado, Cándido Seoane y Daniel Mariñas se presentó en la meseta de la presidencia, a poco de haber comenzado el acto, conduciendo otra corona y un ramo de flores naturales, en nombre de los compañeros presos en el cuartel de Zamora.
En las cintas que pendían de la corona se leía: A las víctimas de Mayo, sus compañeros presos.
Esta corona fue colocada en el palco, al lado de la otra que ya allí había.
La carta de los presos, que se leyó después, la publicamos por separado.
Excusas
También fueron leídas dos cartas de los señores Casares y Rodríguez, disculpando su no asistencia al acto por razones de salud.
Prevenciones
Como al principio decimos, la Guardia civil estuvo reconcentrada.
En el salón bajo de la Diputación estuvieron 12 guardas de Infantería, mandados por un sargento.
En el Cementerio había ocho guardias, también de a pie.
En el cuartel estuvo dispuesta para salir a la calle al primer aviso una sección de caballería mandada por el teniente Sr. Vázquez.
Toda la policía se echó a la lcalle y vigiló el itinerario de la manifestación.
Se hallan reconcentradas en La Coruña las fuerzas de la benemérita de Sigrás, Iñás y Órdenes.
La manifestación.- En el Gobierno, en el Cementerio y en el Ayuntamiento
Terminado el meeting se organizó la manifestación.
Al frente de la misma iba la Comisión organizadora llevando las coronas y el ramo de que hemos hablado.
Fue ordenado el tránsito por las calles.
Estas fueron las mimas que hemos enumerado.
El ramo lo conducía Enrique Naya. Las coronas las llevaban Francisco Someso y Plácido Dorado.
Al llegar al Gobierno civil subió la comisión a ver al gobernador, a quien hizo entrega de la exposición al Gobierno que por separado publicamos.
El Sr. Soldevilla prometió cooperar con verdadero afán al logro de las aspiraciones de los obreros.
Les dijo que por carta del gobernador de Burgos sabía que Cebrían estaba muy atendido y considerado en el penal de aquella ciudad, y añadió que lo mismo sucede con los dos individuos presos en Ortigueira.
Les recomendó orden y sensatez. La Comisión salió muy satisfecha de la entrevista.
Continuaron los manifestantes, formando masa compacta, su ruta hacia el Cementerio.
Allí llegaron ordenadamente, y con solemnidad depositó la Comisión las coronas y el ramo sobre las tumbas de las víctimas.
Por ante ellas desfilaron miles de personas con el recogimiento y la compostura debidos.
Allí se disolvió la manifestación.
Nada hubo de desagradable.
A la caída de la tarde había recobrado la ciudad su aspecto acostumbrado.
De regreso del Cementerio, la Comisión organizadora estuvo a visitar al alcalde para darle cuenta de las bases aprobadas en el meeting.
El Sr. Fontenla se ofreció incondicionalmente a hacer cuanto le sea dable en el sentido que se desea, para lo cual dará cuenta de todo al Ayuntamiento.
Entre los asistentes al meeting se expendieron a 25 céntimos unos libretos titulados Los desastres y la regeneración de España enviados por su autor con 15 pesetas, para aumentar con el producto de la venta de aquellos la suscripción destinada a las víctimas de Mayo.









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